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    Preparamos nuestro viaje a Japón en familia

    Preparamos nuestro viaje a Japón en familia

    Estrenamos el 2020 con mucha energía y con la suerte de contar con la colaboración de una de las bloggers más populares en el ámbito familiar y de la moda, María José Cayuela de www.blogmodabebe.com y www.familiasactivas.com

    Una de sus grandes pasiones es viajar y siempre que puede lo hace con su familia. En este artículo nos cuenta en voz propia el viaje que le gustaría compartir algún día con sus hijos.

     

    Autora María José Cayuela, blog de viaje para familias www.familiasactivas.com

    Hola,

    Soy María José Cayuela y esto que os voy a contar aquí todavía es un sueño, pero esperamos que pronto sea realidad. Los peques quieren que vayamos a Japón. Su papi y yo fuimos en 2005 y siempre contamos lo bien que lo pasamos. Creo que ha sido uno de nuestros viajes más divertidos. A ellos les seduce la idea de comer sushi cada día, ya que les encanta, y además ver el país de Doraemon. Ya les hemos dicho que Doraemon no estará pero les da igual, están emocionados con este viaje.

     

    Empezaremos por Tokio, ya que iremos en avión al aeropuerto de Narita, ya tengo dos hoteles vistos. Me ha gustado uno frente a la bahía y otro en el distrito de Yokohama, al que se llega con un tren que si mal no recuerdo, atraviesa la ciudad sin conductor, al más puro estilo Blade Runner. Con este los niños alucinarían. Además, está frente a un parque de atracciones: el Mundo de Cosmo de Yokohama, que tiene cinco centros comerciales, junto al museo de arte de Yokohama y el parque de Yamashita. Es otro mundo, os lo aseguro. Desde que llegas a Japón abres la boca sorprendida y ya no la cierras hasta que te vas.

     

    En nuestro anterior viaje a Japón reservamos 8 noches en un hotel de Tokio y antes de ir nos sacamos el Japan Rail Pass ¿Sabéis que es? La red ferroviaria de Japón es reconocida internacionalmente por su gran extensión, su puntualidad y velocidad. El tren es la mejor manera de moverse por este país, además los trenes japoneses comparados con los españoles son de lujo. El Japan Rail Pass es un pase que os permitirá hacer viajes ilimitados en los trenes (del grupo JR), además de algunos autobuses y ferry, durante su periodo de validez. Podéis incluso viajar en los llamados shinkansen o trenes bala. Nosotros lo hicimos y así recorrimos este país insular situado en el Océano Pacífico.

    Japón se compone de cuatro islas principales rodeadas de unas 3.000 pequeñas islas. Estas cuatro son: Hokkaido (al norte), Honsu (la isla principal que nosotros visitamos y donde está Tokyo y Kyoto), Shikoku y Kyushu. El avión llega al aeropuerto de Narita, como os comentaba, desde el que podréis tomar un autocar hacia el hotel.

    Tokyo

    En Tokyo os tenéis que mover en metro, es una red espectacular de paradas, una experiencia curiosa. Podéis visitar el Palacio Imperial, el Parque Hibiya (el único gran parque de estilo occidental en el centro de la ciudad) y hacer una escapada a Ginza. Este barrio es, para entendernos, el centro comercial de Tokyo con enormes almacenes. De hecho Ginza significa ‘lugar de la plata’. Allí buscad el edificio San’ai en el cruce de Yon-chome. Esta intersección es la más popular por sus luces de neón sobre los edificios de cristal. Recuerdo en algunos de estos centros comerciales ver robots increíbles (os hablo de un viaje hace 13 años, imaginad qué podemos encontrar ahora). Siempre digo que Japón nos lleva 30 años de desarrollo tecnológico y quizás me quedo corta.

     Para conocer la ciudad más cultural podéis ir al Teatro Kabuki-za o por lo menos pasar por delante con los niños. El Kabuki es un género de teatro clásico que se desarrolló a principios del siglo XVII y se caracteriza por la extravagancia del vestuario y por un maquillaje muy llamativo. Todos los personajes, incluidos los papeles femeninos, son representados por hombres. Pero si no queréis ir con los peques al teatro mejor será que paseéis por Akihabara el barrio de la electrónica o por Shinjuku, el lugar donde Tokyo nunca duerme. Este es el centro de la vida nocturna llenito de salas de Pachinko (salas de juego muy curiosas en las que no se apuesta dinero sino que se juega con bolitas de acero). Como los juegos de casino están prohibidos en Japón, la forma que las empresas de Pachinko han encontrado para burlar la ley ha sido el entregar regalos en lugar de dinero directamente y debe funcionar porque las salas están llenas. Desde luego yo no entraría con niños pero sí se lo podéis explicar y enseñar.

    Donde sí los llevaría sería a uno de los famosos karaokes. En Japón son como la religión. Están en edificios por toda la ciudad. Al llegar os tenéis que apuntar en la recepción y esperar la cola hasta que os toque. Los establecimientos están divididos en varias salas o habitaciones independientes, de diferentes tamaños y formas, cada una con su máquina de karaoke, sus sofás y sus mesas. Las habitaciones son de uso privado, así pues, en un karaoke japonés, sólo cantaremos delante de nuestros hijos ¿Os imagináis qué divertido?

    No dejéis de enseñarles la estatua del perro Hachiko en el cruce de Shibuya, una de las intersecciones más concurridas y fascinantes del mundo. Y contadles la historia de amor y amistad que hay detrás. A comienzos de los años veinte, un profesor de la Universidad de Tokio llamado Eisaburo Ueno tenía un perrito de raza akita llamado Hachiko. El profesor Ueno vivía cerca de Shibuya y el perro acudía todos los días a recibirlo en la estación cuando regresaba del trabajo. Esta rutina continuó sin interrupciones hasta el 21 de mayo de 1925, cuando Ueno murió de un infarto cerebral durante una de sus clases. Aquella tarde, el perro también corrió hasta la estación a esperar a su dueño, pero este nunca regresó a casa. Durante casi 10 años, hasta su muerte ocurrida en 1935, Hachiko acudió todos los días a la estación de Shibuya para esperar a su amigo junto a la boca de metro que hoy lleva su nombre, en el rincón de la plaza donde se alza la famosa estatua de bronce. Por cierto, en 2009 Richard Gere protagonizó esta historia en la peli ‘Siempre a tu lado’, podéis verla con los peques antes de ir a Japón. Lágrimas aseguradas, pero os encantará, y más viendo a Richard Gere.

    Os recomiendo también ir con ellos a Asakusa y coger un rickshaw (son esos vehículos pequeños para recorrer la ciudad). Intentad que lo lleven en una bicicleta o una motocicleta. La vida en Asakusa gira en torio al bullicioso templo Senjo-ji, cuyo acceso principal es la Puerta de Kaminarimon. Esta entrada es una calle, llamada Nakamise, abarrotada de tienditas de recuerdos. A los niños se les irán los ojos. Asakusa es uno de los mejores barrios para pasear. Si os gusta la arquitectura buscar con los peques el edificio Super Dry Hall que diseñó Philippe Starck para la marca de cerveza Asabi, la más popular en Japón. Podéis contarles a los peques que en la entrada de los templos siempre se pone incienso en un quemador (joukoro). Su humo purifica y dicen que te mantiene sano. También buscar el Buda Nadi Botokesan, cuya estatua está más que pulida por las manos de todos aquellos que la acarician al pasar rogando por fortuna o auxilio frente a una enfermedad.

     

    El barrio de Yoshiwara rodea Asakusa, podéis pasear por él con los niños y llegar hasta el parque Ueno (fijaos que lleva el nombre del profesor de la universidad del perro Hachiko). Allí veréis las puertas Torii, típicas rojas, que marcan la entrada a un recinto sagrado o santuario. El parque Ueno es muy bonito y uno de los lugares públicos más populares de Japón. Veréis la emblemática Pagoda de cinco plantas que data del siglo XVII y se eleva sobre el recinto del zoológico.

     

    Otro de los días en Tokyo os recomiendo que vayáis hasta Harajuku que está muy cerca de Shibuya y es el distrito más ‘adolescente’. Este atrae a la población más joven e innovadora que llena su calle Takeshita en la que hay tiendas muy chulas. Visita obligada es el parque Yoyogi, quizás el más variopinto de la ciudad, en el que veréis adolescentes con excéntricos looks, estética manga y hasta bandas de rock. Después de esta visita, que será sin duda divertida para los niños, os animo a ir a cenar a Roppongi. En nuestro último viaje, cenamos también en Shinjuku Oeste que es la zona donde están la mayoría de los rascacielos de oficinas de Tokyo. Desde las oficinas del Ayuntamiento subimos a un observatorio y vimos una panorámica increíble de toda la ciudad. Contemplamos a lo lejos hasta el Monte Fuji al atardecer.

     

    En el famoso monorrail de Yurikamone que vuela por toda la ciudad, como os decía al principio al más puro estilo Blade Runner, podéis ir hasta Odaiba. Podéis llegar hasta la bahía que es el lugar en el que hay la única playa de Tokyo. Esto son solo algunas ideas.

     

    Nikko, Kamakura y Nara

    Pero viajar a Japón no es solo Tokyo. Para algo nos hemos sacado el Japan Rail Pass ¿no? Pues en tren podéis ir a Nikko el centro religioso budista sintonista al norte de Honsu y visitar los diferentes santuarios y mausoleos que son preciosos. Nosotros fuimos en diciembre de ahí que en las fotos veáis nieve. Os animo a observar con vuestros hijos la puerta de Yomeimon y hacerles encontrar en uno de los templos el famoso gato durmiendo. Por cierto, llevad calcetines porque en todos los templos os vais a tener que descalzar.

    Si queréis explicarles qué es una pagoda a los peques decirles que cada planta representa un elemento: la tierra, el agua, el fuego, el viento y el cielo, en este orden ascendente. Otra de las excursiones es a Kita Kamakura, súper recomendable. Os recomiendo la vista al Templo Engaku-ji, al Kencho-ji, al santuario Hachiman-gu… Ya iréis viendo si los peques se cansan o no, aquí os dosificáis de templos. En cuanto lleguéis a Kamakura disfrutaréis de la estatua de bronce de 13,5 metros del Gran Buda. Uno de los templos más bonitos aquí es el Hase Kannon o Kamakura Hasedera. Vais a poder explorar con vuestros hijos sus rincones y hasta alguna cueva secreta.

    Otra excursión ideal para hacer con niños es al Gora Park. Desde ahí podéis luego coger un cremallera a Sounzan y dos teleféricos muy guais hasta Owakudani un lugar lleno de cráteres. Owakudani significa valle de gran ebullición. Japón es una de las zonas de mayor actividad geológica del mundo como ya sabéis pues descansa en la intersección de cuatro placas tectónicas. De ahí la cantidad de volcanes y frentes de agua caliente que manan de la tierra y que han creado los onsen (fuentes y piscinas naturales humeantes) que seguro habéis visto en películas como ‘Memorias de una Geisha’.

     

     

    En este blog os recomiendan los 12 mejores Onsen para visitar, aunque no tengo claro si en estas termas naturales, por la temperatura, se pueden bañar los niños. El pueblo japonés adora las aguas termales u onsen desde tiempos remotos por sus propiedades curativas, que se aplican tanto al cuerpo como al espíritu. Finalmente, desde Owakudani podéis navegar por el Lago Ashi en un barco pirata muy divertido para subir con los peques.

     

    Otra de las excursiones que recomiendo con niños es la de Nara. Nara está al oeste de Honsu (cerca de Kyoto) y fue durante 74 años la capital de Japón, la gran diócesis del budismo. Conserva sus jardines y es un símbolo de tranquilidad, de hecho vais a pasear rodeados de ciervos que para los japoneses son los mensajeros de los dioses. Están por todas partes. El templo Todai-ji es el más importante de Nara. Se construyó en el 752 para albergar al Gran Buda de Nara. Reservad todo un día, para pasear con vuestros hijos por el parque de Nara porque es pura naturaleza, precioso.

     

    Kyoto

    Como os comentaba al principio desde Tokyo podéis hacer la mayoría de excursiones, aunque os recomiendo un par de noches en Kyoto en un Ryokan (tipo de alojamiento tradicional japonés). Es una ciudad maravillosa, la antigua capital imperial y nada que ver con Tokyo. En Kyoto parece que no han pasado los años, es el Japón más tradicional.

    Os recomiendo visitar el Templo Kodai-ji con sus bosques de bambú y por la ciudad, por las calles adoquinadas de Sannenzaka que son patrimonio histórico (llevad calzado cómodo). Llegaréis hasta el templo Kiyomizu desde donde veréis la ciudad. Durante más de mil años, los peregrinos han ascendido al templo para orar ante la imagen de las 11 cabezas de Kannon y beber de su manantial sagrado (de hecho Kiyomizu significa agua pura).

     

     

     

     

    Pero sin duda, lo que más nos gustó fue el paseo del filósofo. En invierno está deslucido pero en primavera los cerezos en flor bordean el canal dando lugar a fotografías maravillosas que seguro habéis visto, también porque han inspirado muchos lienzos. La ruta debe su nombre a un profesor de filosofía de la Universidad de Kyoto que la hacía cada día. Aquí si os cansáis también podéis coger un rickshaw.

     

    Estas son solo cuatro ideas resumidas de excursiones que podéis hacer en familia en Japón. Ahora me encantaría poder explicárselas a mis hijos, así que seguiré soñando y planificando nuestro próximo viaje.

     

     

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